miércoles, 20 de octubre de 2010

¿Qué es la educación?


La educación es la forma en que las personas aprenden a vivir en sociedad, rodeados por un contexto donde conviven con más personas y con espacios diferentes que conllevan diferentes relaciones. Por ejemplo podemos encontrarnos comiendo en un restaurante y debemos adecuar nuestra conducta a la que se exige en este tipo de contextos. Por otro lado, y por ejemplo, podemos encontrarnos en un partido de balonmano, que es otro contexto totalmente opuesto al anterior. En ambas ocasiones debemos actuar de la forma que nos exige el contexto, pero no de la misma manera en ambas ocasiones. Claro está que, en un restaurante, no podemos ponernos a gritar como podríamos hacer en un partido, ni saltar, ni tener una conducta agresiva. Del mismo modo, tampoco podríamos actuar en un partido con la serenidad y calma que se acostumbra a ver en los restaurantes, así como con la pillería que también es normal ver en los contextos deportivos. Si así fuese, una de las maneras en que la pillería pudiese reproducirse en los restaurantes sería entretener o distraer a tu acompañante mientras tú le quitas la aceituna que estaba a punto de pinchar con el tenedor.

Centrándonos en el complejo tema de la educación y abandonando filigranas imaginativas, pienso que el comportamiento es una de las más bastas áreas que componen la educación. ¿Cuantas veces, de niños (que es precisamente cuando nos encontramos en la fase de adquisición de esa educación) nos han dicho o hemos oído que comer con la boca abierta es de “mala educación”, o que contradecir la decisión de una persona con autoridad también lo es? Incontables.

Esta aclaración nos puede llevar a pensar que todos y cada uno de los niños son unos mal educados, por que se encuentran en la fase en que todavía están aprendiendo a vivir en sociedad y por tanto a comportarse, a saber respetar al otro, a no invadir su intimidad ni violar sus derechos y, por tanto, a saber actuar en los diferentes contextos que pueden darse en la vida diaria. Pero esta educación no la inventamos de un día para otro, o de una generación para otra, sino es resultado del duro esfuerzo generación tras generación por conseguir un convivir mejor sin hacer daño al amigo, al vecino, al compañero, etc.
En el espectacular libro escrito por Norbert Elías y Eric Dunning “Deporte y ocio en el proceso de la civilización”  podemos observar la evolución de la sociedad occidental en cuanto al tema de la educación. El proceso de la civilización tuvo lugar gracias a la necesidad de las personas de autocontrolar la violencia instintiva, que siempre va unida al hombre, para su mejor procreación y para asegurar un mejor avance de la especie. Esta violencia fue diluyéndose poco a poco y no desapareció de nosotros así como así, sino que, gracias a este proceso, aprendimos a canalizarla y a extraerla mediante prácticas donde este instinto podía mostrarse. Este ámbito eran las actividades recreativas o juegos recreativos, donde antaño eran juegos brutalmente violentos y agresivos, y que, paulatinamente, se han ido refinando por la necesidad de avance, hasta llegar al punto de convertirse en lo que hoy en día conocemos como deporte.

Como bien se intuye, la educación es descendiente directo de este largo proceso, pues está compuesta, como ya he comentado anteriormente, en su mayor parte por modelos de conducta que hacen que el convivir día a día sea mucho más fácil, aunque nos parezca muchas veces que la gente generalmente es una mal educada, pues a lo largo del día ves a personas que, desde tu punto de vista, no están actuando como ética y educadamente debería actuar para no molestar o no agredir los derechos de los demás, o lo que es lo mismo, civilizadamente.

Otros ingredientes importantes que componen la receta de la educación son la cultura y los valores. La trasmisión de conocimientos, creencias, actitudes, etc. también contribuyen al proceso de formación de una persona, así como la importancia que atribuimos a las cosas. Todo ello nos viene dado y, por tanto, condicionado por la persona que nos lo enseña pues si una persona piensa, por ejemplo, que la física es mucho más importante que la música, nuestra evolución como persona estará mucho más relacionada con la física. El enseñante marca la forma de enseñar y, en consecuencia, el aprendiz.

Para que una persona evolucione libremente y tenga la opción de escoger sus preferencias, debería educarse en el máximo número de contextos, materias, asignaturas, juegos... posible. De este modo, actuaría de forma mucho más autómata y justa, sin la influencia del maestro, profesor, entrenador, etc.

Esto no ocurre así. Hoy en día, mucha gente no hace estas reflexiones tan necesaria para la equidad en nuestra sociedad e imparte aquello que, para su gusto, es lo más educativo, completo o divertido, aunque también es cierto que cada día los profesionales salen mejor preparados y no incurren en estos errores.

CALIFICACIÓN: la verdad Víctor, no tengo ni idea de la calificación que se merece este ensayo pues nunca en mi vida he hecho ninguno y leído bien pocos. Sinceramente, me ha costado mucho expresarme y ser conciso en mis explicaciones y argumentaciones y no he conseguido profundizar en el tema todo lo que a mi me hubiese gustado. Teniendo en cuenta esta explicación, tal vez mi nota no se mereciera pasar del bien o del notable, aunque, cabe la posibilidad que, visto desde otros ojos, no sea tan malo.

Si pudieses publicar en mi blog los comentarios: http://salvabaeza.blogspot.com/ 

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